lunes, 4 de abril de 2011

Capítulo 22.

Levanté la cabeza al ver que se abría la puerta. Era Aitor.
Llevaba una bandeja, con el desayuno.
Unas tostadas un poco quemadas y con marcas de haberle pasado el cuchillo para que se fuera el color negro. Zumo de naranja, café y una manzana. Le susurré un pequeño "gracias", mientras me daba un beso y me decía; "buenos días, princesa"
Le devuelvo una sonrisa.
Me como mitad de la tostada, estaba asquerosa. Pero como dice la gente "Lo que importa es la intención" ¿no?
Doy un mordisco a la manzana, dulce, deliciosa. Pero entonces me doy cuenta de una cosa. Hay algo que se mueve, largo, pegajoso. Un asqueroso gusano. Lanzo la manzana por la ventana.
Y oigo a una niña gritar. Me asomo. No podía ser cierto.
Ella, era ella. Era Ainara. Iba con una chica que parecía maja, pero las apariencias engañan. ¿Estará bien? Bajo las escaleras rápidamente, Aitor me pregunta qué pasa, pero no le contesto.
Abro la puerta y salgo corriendo hacia ella. Le cojo un brazo y le doy la vuelta. Me sonríe y me abraza. Veo que se acuerda de mi.
La chica me mira.
Chica: Perdona, ¿quien eres?
Yo: La encontré en el aeropuerto sola. Estuvimos más o menos 7 horas esperando a su madre. Madre que nunca vino. Yo no quería que se la llevasen a ninguna casa. [...] - Miro a Ainara sonriente y feliz. - Pero veo que está super contenta contigo.-
Le sonrío. -
Chica: Pues la verdad, ha estado triste. Quiere ver a su madre. Le he explicado que no va a volver. Pero insiste en que su madre le prometió que nunca la dejaría sola. Al verte se ha puesto feliz, porque hace un momento estaba llorando, y más aun cuando alguien ha lanzado una manzana por la ventana. ¡Qué gente mas guarra!
Me sonrojo.
Yo: Seguro que la han lanzado sin querer... -Le acaricio el pelo, suave, ondulado, rubio, ¡precioso! - Bueno, ahora me tengo que ir. Estoy super contenta de que estás bien. Espero volver a verte. Bueno, a veros. Por cierto, ¿como te llamas?
Chica: Angela, me llamo Angela. ¿Y tú?
Yo: Paula. Mucho gusto. Bueno, me voy, ¡adiós!
Le doy un beso en la frente, le acaricio una mejilla y me voy.
Aitor: ¿Donde estabas? ¿Quienes eran esas?
Yo: Era Ainara, la del aeropuerto. Y la chica se llama Angela y es su nueva madre. Estará bien con ella.
Aitor: Ah. ¿Te apetece venir a la Torre Eiffel?
Yo: ¿No sería mejor ir por la noche? ¡Es más bonito! Tú, yo, nosotros a la luz de la luna, bajo la Torre Eiffel... ¡Será precioso!
Me sonríe.
Aitor: Lo que quieras.
Yo: ¿Sabes? Hoy he soñado con Sara, otra vez.
Aitor: Lo mismo de siempre, ¿no?
Yo: No, esta vez era yo la que no subía al tren. No sé, el sueño era extraño... -Me giro y me voy cantando la canción.- I hope you know that this is all your fault, you better know that this is all your fault. All your fault, all your fall....-
Me miro al espejo. Ese espejo que dentro tenía un armario gigante. Había salido a la calle con el pijama puesto.
Me río. Abro una maleta y saco unos pantalones cortos y una camiseta blanca con rayas azules. Abro otra maleta, más pequeña. Y saco unas converse azules. Perfecta.
Salgo de la habitación y subo las otras escaleras. Había un baño precioso arriba. Cojo mi lápiz de ojos y me los repaso un poco.
Me recojo el pelo y me hago el típico moño. No me apetecía complicarme mucho. Bajo las escaleras y veo a Aitor limpiando.
Yo: Así te quiero yo. Responsable con sus cosas. Bueno, ¿nos vamos a dar una vuelta? Me apetece salir por ahí.
Se baja de la silla en la que estaba de pie. Me abraza, me coge de la cintura y me besa. Un beso tierno, de esos largos, de esos que tanto me gustaban. Cierro los ojos, me dejo llevar. Se aparta. Me acaricia el pelo y me vuelve a besar.
Esos ojos verdes, esa cara, él. Lo amaba. ¡Qué estoy diciendo!
Lo amo, lo amo, ¡lo amo!
Ain’t nobody loves like I love you.

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