viernes, 29 de abril de 2011

Caída libre entre planetas.- 34

Alguien me agarró por la cintura, e intentó levantarme, pero me resistí. No me apetecía levantarme, y menos que me obligaran a levantarme. Levanté la cabeza, de forma en que el cuello se me alargó lo que más pudo. Abrí y cerré los ojos, abrí y cerré los ojos, así sucesivamente. No podía ser cierto. ¿Mi obsesión por volverlo a ver había llegado a tal punto que lo podía ver? No podía ser cierto, ¡no! [...] Pero estaba ahí, detrás mía, esperando a que decidiera levantarme. Agaché la cabeza, y me sequé las lágrimas. Cerré y volvía a abrir los ojos, me giré y estaba ahí. Estaba totalmente desconcertada. No podía estar a mi lado, no. Entonces abrió la boca e intentó decir algo. Pero un chico pasó y tropezó con él. Fue ahí cuando me di cuenta de que no era una visión, estaba a mi lado de verdad. Me lancé a sus brazos, le acaricié el pelo, le besé, le seguí abrazando. ¡No me lo podía creer! 
- ¿En serio? ¿Estás aquí conmigo?
- No, estoy a tu lado sin estar contigo. Tus maletas están aquí. - Mientras decía eso, señalaba un banco, donde estaban mis maletas y las suyas. - ¿Te encuentras bien, Paula? Tienes mala cara ..
-¡¿Pero en serio me estás diciendo que estás aquí conmigo?! Si estabas allí, y .. es que no puede ser. ¡Tú estabas fuera del avión cuando despegamos! 
-¿Nunca te he dicho que sé volar? - Sonrió, mientras se iba acercando poco a poco a mis labios. Deseaba besarle, abrazarle y mil cosas más. Cuando estaba apunto de besarme - Es broma, no sé volar . - Puse cara de impresión, como de no saber que no sabía volar. - Pero sí que tengo amigos que pueden llevarme a casa de mi novia. 
-¿Y ese amigo tiene un jet privado? - No me lo podía creer. Le abracé y le di un beso eterno que esperaba que no se acabara nunca. 
-Él no, pero su tío sí. Cuando vi que el avión despegaba y tú ibas dentro, se me cayó el mundo encima. ¡Mi coche! ¿Viste lo que he hecho por tu culpa? Por quererte tanto, Paula. Nunca haría eso por nadie, y menos con mi coche. El amor que siento por ti es muy grande y por nada del mundo dejaría que te fueras a ningún sitio sin mí. "I'm nothing without you" -
Me empezaron a caer lágrimas, pero de alegría, de emoción, de amor. ¿En serio me había dicho todo eso? ¡Es que lo amo! Los ojos se me abrieron como platos, y me quedé sin palabras. No contestaba, no me salían palabras, estaba muda.
-¿Tú hablando en inglés? - Solté una pequeña carcajada y me empezaron a caer más lágrimas. - ¡Te amo, joder! Es que no se puede ser más grande, eres tan especial. Tan esencial en mi vida, que si no estuvieras aquí me hubiera muerto de amor. No soportaría la idea de vivir sin ti, me iría muriendo poco a poco y me hubiera vuelto loca sin ti. A mi también se me cayó el mundo encima cuando vi que te ibas haciendo más y más pequeño, hasta que mi mirada no daba para más y no podía verte. Quería gritar, quería pegarle a la azafata, incluso lo intenté, pero un chico me paró sin decirme nada. ¡Me quería morir! Y todo eso porque no estabas a mi lado. Ya eran muchas las cosas que había vivido, y todas eran malas, todas menos tú, porque eres especial y has cambiado mi vida completamente. Y siento muchísimo haberte herido con cualquier tontería que he dicho o he hecho. Siento no haberte tratado como te merecías, pero te juro - Hice una pausa para respirar.- Te juro que no te voy a dejar solo nunca más y te querré como nunca te he querido. -Hice otra pausa aún más larga, pero para tragar saliva.- Y controlaré mis caprichos.- 
Se acercó a mi oído y me susurró;
-Te quiero, Paula. -Agarró mi cabeza con sus manos y me acercó a sus labios. "¿Qué tiene que hace que pierda el control, qué tiene que hace que mi sistema nervioso se acelere, qué tiene que hace que la adrenalina me suba poco a poco? , cada vez que escucho sus latidos, mi amor por él aumenta más y más. Mis labios pedían a gritos que me acercara más a él y poder besar los suyos. Y eso hice, me acerqué a él y le besé. Le besé y no quería soltarlo. Pero se apartó de mi rápidamente y dejándome a medias. 
-¡Paula, Paula! ¡Que se llevan las maletas! - Me cogió de la mano y salimos corriendo detrás de los ladrones. Si no recuerdo mal, eran seis chicos, todos de piel oscura. Les costaba un poco correr, ya que las maletas pesaban bastante, pero aún así, corrían más que nosotros. Creo que si no hubiera ido de la mano de Aitor, él podría haberlos cogido, yo era una carga para él. Estuvimos bastante tiempo corriendo tras ellos, y yo iba agotada, al igual que Aitor. 
-¿Sabes qué, Aitor? - Estiré de su mano y lo acerqué a mí. - Da igual, déjalos. Que se lleven las maletas, no me importa. Lo único que quiero es estar contigo, contigo y con nadie más. -Aitor intentó salir corriendo, pensé que creía poder alcanzarlos, pero entonces volví a estirar de su mano. - Con nadie más- Me acerqué más a él y lo besé. - Te quiero. 
-Yo más. - Sonrió, y pensé que quería que le dijera, "No yo más, tonto" Pero no.
-Vale, tú más. No me gustan esos juegos ridículos como; Cuelga tú. No, cuelga tú. Me parecen demasiado cursis y estúpidos. -Agachó la cabeza y se sintió avergonzado.- ¿Nos vamos? -Le sonreí. -
Empezaron a caer gotas, cada vez más y más. Recorrían nuestro rostro, caían en la frente y su recorrido continuaba por los lados de nuestra cara, pasando por las mejillas acariciándolas suavemente, hasta llegar a la barbilla, luego hacían caída libre y se lanzaban a los charcos a unirse con otras gotas iguales que ellas, y que la mayoría han hecho el mismo recorrido, como si tuvieran vida propia. 
Aitor paró de caminar, y sonrió. Definitivamente su sonrisa era preciosa, perfectamente preciosa.
-Para, vamos a quedarnos aquí, bajo la lluvia, besándonos. No existe momento más romántico que este. 
-Siguió sonriendo y después me besó. Sus besos hacían que mis latidos fueran más rápidos, y la sangre circulara por mi cuerpo a la velocidad de la luz. Era como estar en el cielo, como hacer la misma caída libre que hacían las gotas mientras nos besábamos, pero entre planetas. Caída libre entre planetas. 
Después de estar "x" tiempo bajo la lluvia, decidimos sentarnos en el banco más cercano. También bajo la lluvia. Me tumbé en él, y apoyé mi cabeza en sus piernas. Le miré a los ojos, le brillaban de felicidad, o eso creí. Cerré los ojos y las gotas seguían haciendo su recorrido. Nunca se cansan de hacer lo mismo siempre, algunas tienen la ventaja de caer directamente desde la nube en la que descansa, hasta los charcos. Pero yo creo que es más divertido caer en la cara de las personas, pueden hacerle sentir escalofríos, es algo que aveces te molesta, pero personalmente, a mi me encanta. Y nunca dejaría de ver llover, siempre veré llover con él. 

lunes, 25 de abril de 2011

Capítulo 33.

Gracias a todas las personas, es decir, a ocho personas, por seguirme en mi blog. Escribiré primero el capítulo 33 aquí, y luego a las dos horas o así, si me da la gana lo paso al tuenti. ¡Que necesito seguidoras! Que mi blog da pena :(    [...] Solo ocho personas, pero que son muuuuuuuuuuuy grandes y son las mejores del mundo :3
Un beso muy grande y espero que os guste el capítulo 33.
________________________________________________
Se me cayó el mundo encima. Me arrodillé y me tapé la cara. La azafata insistía en que no podía quedarme en mitad del pasillo a llorar, que lo sentía mucho pero que era mi culpa. ¡Que me hubiera pensado dos veces lo de dar envidia a los pasajeros! ¿Te lo puedes creer? Menuda descarada, ¿como se atrevía a hablarme así?
"Ahora que lo pienso, si la azafata me hubiera dejado salir del avión, no estaría aquí" Notaba como el corazón me iba a mil por hora, y me ponía roja de la rabia. Las manos me temblaban, y los ojos empezaban a nublarse.
Me pasé las manos por los ojos, e intenté secarme las lágrimas. Me levanté, y agarré el brazo de la azafata.


Yo: Es tu culpa, si no me hubieras detenido cuando intentaba salir, ¡no estaría aquí! ¡Your fucking fault, bitch!
Azafata: Aunque te parezca mentira, te he entendido, soy inglesa; y aquí para bitch ya estás tú, mona. 
Ahora deja de alterar a la gente, y siéntate, que tu príncipe ya no está aquí. -
Me limpié el pantalón, y acto seguido levanté la mano dispuesta a agarrarle del pelo. Pero una mano me frenó. Indignada, giré la cabeza para ver quien era. Un chico grande, con granos de esos permanentes, los que nunca se van, los que están toda tu vida amargándote las mañanas. Pues esos. Llevaba un chándal verde pistacho horroroso, una cinta en el pelo. ¿Pero donde se creería que iba? No entiendo a esa gente, no sé como pueden vestir así. ¡Ah! Y lo mejor es que llevaba unas zapatillas rojas horribles. Sin decir nada, se volvió a sentar y cerró los ojos. Era un poco raro ese hombre, a lo mejor era mudo o algo. 
La azafata puso cara de asco, de burla ¡yo que sé! Solo sé que se burlaba de mí, si no hubiera estado en un avión, la que le hubiera montado. Me di la vuelta y me hice una coleta mientras me dirigía a mi asiento. La gente me miraba con pena, y los niños pequeños se reían de mi. Idiotas, ojalá les pasara eso algún día. 
¿Algo más me podía pasar ese día? Sí, cuando lleguemos al momento en el que las cosas son peores, te aviso, querida/o cotilla. Me paseé un rato por el pasillo y cogí una botella de agua que había en una bandeja cerca de una habitación llena de comida. Un chico no paraba de mirarme, ya no sé si descaradamente o con curiosidad. Pero decidí no prestarle atención. Me senté, y cogí los auriculares, como siempre.
http://www.youtube.com/watch?v=wLXZ3bz4Kng 
Qué grandes, creo que no hay ningún grupo mejor que ese. Ojala nunca se hubieran separado. Siempre pienso; ¿cómo habrá podido Dani Martin soportar tanta presión? Y después de la muerte de su hermana, ¿sigue cantando? Yo me hubiera retirado. Es muy fuerte por soportar tantas cosas. Me acuerdo cuando fui al primer concierto que hizo .. Sentí adrenalina, sentía el mundo bajo mis pies, sentí que estaba solo unos pocos metros de mi cantante favorito. Sentía que mi voz seguía sus canciones al pie de la letra. Sentía que me miraba, sentía que lo estaba dando todo en un concierto únicamente para mi. Sentí dolor en las piernas y en la garganta, y aún así seguí cantando y gritando. La emoción no me dejaba llorar, lo intentaba y por más que lo hacía no podía, daba rabia, porque llevaba meses esperando ese momento y llorar a más no poder, pero no podía. Por desgracia también sentía que iba a terminar, y cuando terminó sentía que fue el mejor día de toda mi vida, claramente, iba con Sara, mi hermana. 
Bah, todo esto es una tontería, tú estás leyendo esto para saber lo que va pasar y yo te estoy contando cosas sin interés, tonterías. Pero eso fue importante para mí, lo tienes que entender. 
Cuando me quise dar cuenta, me había dormido. Y el sueño de la discoteca y la terraza con Sara, me persiguió durante todo el viaje. Pero en este sueño, Sara consiguió abrazarme, hasta llegar al punto en el que me estaba ahogando, intentaba escapar de sus brazos, pero no podía. Era más fuerte que yo, insistí con todas mis fuerzas hasta que al final me soltó, quiso volver a abrazarme pero me aparté. Sara empezó a llorar, levantó la cara y gritó; your fault, sister. De un salto, se lanzó al vacío. Empecé a gritar con todas mis fuerzas, y el hombre de verde me despertó. Como antes, se dio la vuelta y se sentó. ¿No hablaba? ¡Odio las personas que no dicen nada! Me ponen nerviosa. En fin. 
Azafata; En cinco minutos aterrizamos. 
Bajé del avión y me acerqué a la cinta en la que viajaban mis dos maletas. 
Estuve esperando cuarenta y cinco minutos. Nada, mis maletas no salían. Me acerqué a "información" y pregunté por mis maletas. 
Chica: Pues, si no sale ... Es que te la han robado. ¿Tienes seguro? 
Yo: ¿Seguro? ¡Yo qué iba a saber que me iban a robar las maletas!
Chica: Pues si no tienes, no podemos hacer nada por ti. Gracias por usar nuestra empresa de viajes.
Yo: ¿Y ya está? ¿Nada más, no? Me parece increíble. Increíble. Esto ya no puede ser peor. 
Chica: Deja pasar a los clientes, por favor. - Me envió una sonrisa totalmente falsa, y yo le respondí con mi dedo; ( .l. ) Me alejé con mi bolso, menos mal que no metí mi D.N.I en las maletas. Pero metí algo más importante que el D.N.I. La foto que Sara y nuestra pulsera, yo llevaba su nombre inscrito en la pulsera, y ella el mío. 
Yo: ¡Me cago en la puta! ¿Donde están mis maletas? - Me tiré al suelo y empecé a llorar. 
Querida/o cotilla, aquí está lo peor que me pasó ese día. Pero espera, aún quedan cosas peores.
Te dejo con ganas de más, un besito, y gracias por leer mi diario.

_____________________________________________
Queridas ocho personas que me siguen, aquí tenéis el capítulo 33, pedir el siguiente por tuenti. 
UN BESOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO¡ (L)

viernes, 22 de abril de 2011

Capítulo 32.

Cerré los ojos lo más fuerte que pude e intenté olvidar ese día.
Las lágrimas me caían por las mejillas al mismo tiempo que mi corazón latía a mil por hora. Al fin conseguí dormirme.
Y un sueño de lo más raro invadió mi mente. Estúpido subconsciente. Era Sara, con sus diminutas pecas de pan integral. Aparecía y volvía a aparecer, con ritmo, al mismo compás. Como luces de las discotecas, que se encienden y se apagan rápidamente y hacen que todos los movimientos que veas sean lentos. Abría y cerraba los ojos, movía la boca e intentaba decirme algo, pero no podía .. O no la escuchaba, porque de repente estaba en una discoteca. La gente no me dejaba ver a Sara. Y ella caminaba hacia atrás, como si quisiera llevarme a algún lugar. Sin saber como, terminamos en una terraza, no sé de donde y tampoco de donde salió. Sara se iba acercando más hacia mí. Me daba miedo y estaba asustada.
Levantó sus pequeños brazos e intentó abrazarme, pero di un paso hacia atrás y caí al vacío. Cuando llegué al suelo me desperté casi sin poder respirar y con los ojos llorosos. La tendría que haber abrazado, lo tendría que haber hecho, lo sé.
Apoyé la cabeza en la pared. Todo iba de mal en peor.
Mi vida era una mierda; mi hermana muerta, mi mejor amiga se había convertido en una drogadicta, mi novio enfadado, mis padres lejos de mí, los sueños con Sara no me dejaban dormir y eso empezaba a afectarme física e psiquicamente.
Me quedaban exactamente dos días para volver a casa, y empezaba a tener dudas de si quedarme con Aitor o irme a casa con mis padres. Los dos últimos días los pasé viendo la tele, no hacía más. Me empezaba a parecer a mi padre. [...]
Llegó el día en que tenía que coger el avión y volver a casa.
Ya tenía las maletas preparadas y Aitor no me decía nada.
Ni un beso, ni un abrazo, ni una despedida. Lo que es nada, es nada y ya está. Yo estaba un poco triste y decepcionada, pero eso no cambiaba nada.
Tuve que ir al aeropuerto sola, ¡sola! Aitor no se dignó a llevarme al aeropuerto, ¿te lo puedes creer, querido/a cotilla? Supongo que tu respuesta es "no". De lo contrario dejaría de escribir para
ti. En fin. La gente entraba y salía, y ninguna de ellas iba sola. Me daba pena a mí misma y seguía sin creerme que Aitor no me hubiera acompañado. Y esperaba que viniese a darme cualquier sorpresa, pero ahora sé que eso solo pasa en las películas de amor. Y esto no es ninguna película. Dejé que la maleta pasara por donde tenía que pasar, sigo sin saber cómo se llama.
Mis pasos eran lentos al subir por las escaleras y no paraba de mirar alrededor, todavía esperaba que Aitor me diera esa sorpresa tan esperada. Pero nada. Entré decepcionada al avión y me senté donde me indicó la azafata. Nada, tampoco se había dignado a comprarme un billete de lujo. Apoyé la frente en la ventana, la cola para entrar al avión era larguísima y no me creía que toda esa gente cupiera en ese avión. Media hora. La gente seguí subiendo. Cuando ya sólo quedaban unos pocos se escucharon derrapes de un coche. ¡De un coche!
¿Adivinas de quién era? Fácil, era Aitor con su coche descapotable. Ya ni me acordaba de que tenía coche.
Conducía como un loco y la policía iba corriendo tras él.
Se iba acercando más al avión y al fin frenó de golpe.
Y en el capó del coche ponía; "Paula, te quiero" y un corazón mal hecho. ¿A que no te lo esperabas? ¡Pues yo tampoco!
Tenía el mejor novio del mundo. Salí del avión corriendo, pero la azafata me decía que no podía salir, que iban a despegar en unos segundos, pero la escalera aún estaba puesta.
La gente miraba por la ventana y decían; qué chico más tonto, pintar su precioso coche por una chica.
Yo: ¡Pues sí! ¡Lo ha hecho por una chica! ¿Y qué? Tenéis envidia. Nunca tendréis un novio que os quiera tanto. Un novio que lo de todo por ti, y que no se rinda nunca. - La gente empezaba a cuchichear que yo era Paula.- ¡Sí, Paula soy yo! ¡Y amo a mi novio! ¡Lo amo!
La gente empezaba a alterarse, pero no por mis gritos.
Persona mayor: ¡Pues me parece que te vas a quedar sin novio, maja! Porque el avión está despegando!
Se me cayó el mundo encima.

sábado, 9 de abril de 2011

Capítulo 31.

Abrí los ojos y lo primero que vi fue el cielo, más azul que nunca, con alguna que otra nube y con gaviotas que volaban sin rumbo, dando vueltas sobre ellas mismas, tontas. Giré la cabeza e intenté mirar la cara del chico que me había salvado. Creo que esperaba ver a Aitor, pero no era Aitor, era otro chico, se podría decir que era más guapo que él. Me pasé las manos por la cara y me levanté.
Chico: ¿En qué estabas pensando? !Podrías haberte ahogado¡
Si no llego a estar yo, ahora mismo no estaría hablando contigo.
-Me sonríe. Una sonrisa preciosa.
Yo: Pues no sé en qué estaría pensando .. ¿En que tienes una sonrisa preciosa?
Chico: No sé qué decir .. ¿Gracias? [...] Por cierto, ¿como te llamas?
Yo: Paula, ¿y tú?
Chico: David, encantado de conocerte. ¿Te apetece tomar algo?
Yo: Igualmente. Vale, ¿vamos a aquella heladería? Me encantan esos helados.
David: Donde tú quieras, Paula. - Me sonríe.
"¿Qué pretendes hacer con él? No sé si te acuerdas, pero tienes novio, cariño. Un novio perfecto que ha hecho todo lo posible para que estuvieras feliz, y mira con quién te vas ahora. Con el primero chico que ha pasado. No te conozco, Paula" -- "Me da igual, me tendré que desahogar con alguien, ¿no? Además, está enfadado conmigo y yo con él. No creo que esta relación dure mucho. " --"¿Vas a dejar de ser tan negativa algún día? Estarás con él por mucho tiempo, hasta la muerte, solo si dejas en plantón a este chico, solo tienes que hacer eso, fácil, ¿no? "No. No es fácil. Ahora cállate, me aburres, siempre me estás dando tus típicos consejos de madre."
David: ¿En qué piensas?
Yo: Nada importante. ¿Te apetece que vayamos a mi hotel?
David: ¿Estás de vacaciones?
Yo: Más o menos.
David: ¿Con tus amigas?
Yo: No, con un amigo.
David: ¿Solo sois amigos? ¿Nada más?
Yo: Nada más. -Le sonrío. - ¿Vamos?
David: Claro, vamos.
Entramos al hotel, pero no había nadie. "Se habrá ido a dar una vuelta. Pero más te vale que cuando vuelva, este chico no esté por aquí " - "¿Te callas o te callo?" - "Mejor me callo, porque a lo mejor me callas como lo estás haciendo con David. No deberías hacer eso .. Tienes novio " - "¿Hacer el qué?" - "Besarle, le estás besando, Paula. "
Aparté a David de un empujón y me apoyé en la pared.
David: ¿Te pasa algo? ¿He hecho algo mal?
Yo: No ... No deberías haber hecho eso.
David: Pero si has sido tú la que .. -
Abrí la puerta de la habitación e intenté echarlo, pero entonces apareció Aitor, tan inoportuno como siempre.
Aitor: ¿Quien es este?
David: Este es tu amigo, ¿verdad?
Aitor: Osea que ahora soy tu amigo, ¿no, Paula?
David: ¿Este no es tu amigo?
Aitor: Que no soy su amigo¡
David: ¿Entonces quién eres? ¿El que recoge las toallas sucias?
Aitor: Paula, espero que el que recoge las toallas sea él.
Yo: Sí, el que recoge las toallas es él, le gusta gastar bromas .. Pero ya se iba.
David: Ah, ahora soy el chico que recoge toallas sucias, y además el chico al que besas cuando tu amigo no está.
Aitor: ¿Qué? -- Yo: ¿Qué?
Aitor: No te hagas la sorprendida. Dime que no le has besado.
Yo: No, no lo he hecho. Como ya te he dicho, le gusta gastar bromas, y estas ya me están cansando.
David: Claro, es eso. Perdone las molestias, ahora sé que él no es tu amigo, es algo más que un amigo y yo el que recoge las toallas. ¿Me das las toallas sucias?
Aitor: Están en el baño. -
No sabía donde meterme. "Tenías razón, no tendría haberle invitado al hotel" -- "Siempre la tengo, recuerda que soy la parte de tu mente que piensa bien y tú la que hace todo sin pensar" -- "Hombre, gracias por tu cumplido, maja. "
Yo: Aitor, yo, eh ...
Aitor: No me tienes que explicar nada, creo que con lo que ha dicho el chico de las toallas me sobra.
Yo: Pero es que lo que ha dicho David no es verdad.
Aitor: ¿David? ¿Ahora te sabes los nombres de los limpiadores?
Yo: Lo ponía en su camiseta ..
Aitor: Que yo recuerde, la camiseta era negra de los Rolling Stones. Y no ponía su nombre. ¿Quien era?
Yo: Ya te lo he dicho.
Aitor: Los que recogen las toallas pasan siempre por las mañanas, a las nueve, y son las seis de la tarde. Ahora, dime, ¿quien es? [...] ¡Pero por qué te lo pregunto! Podrías volverme a mentir. -
Cogí las llaves del hotel y salí corriendo de la habitación. No le dije nada más a Aitor, después de todo, tenía razón, le iba a volver a mentir.
Yo: ¡David, David! ¡Espera, perdón! - Le cogí del brazo. - Debía haberte dicho que era algo más que un amigo, pero tú no tendrías que haberme besado.
David: Pero te has dejado.
Yo: No me había dado cuenta ¡!
David: ¿Por qué me mientes?
Yo: Pensaba que no sería necesario decirte que somos novios y que llevamos dos días sin hablarnos por un capricho mío. Pensaba que no sería necesario decirte que mi mejor amiga se folló a mi ex, pensé no sería necesario decirte que mis padres desean volverme a ver porque me he ido a vivir con Aitor a París. Y pensé que no sería necesario decirte que -Rompí a llorar. - Que a mi hermana de cinco años la atropelló mi ex, y murió en el acto. ¿Hacía falta decirte algo más? No sé, ¿mi cumpleaños o el día más feliz de mi vida? - Me di la vuelta y lo dejé con la palabra en la boca, volví al hotel y entré en la habitación. Me tumbé en la cama. Había olvidado a Sara, no había pensado en ella en más de una semana.

lunes, 4 de abril de 2011

Capítulo 30.

Se agachó a coger la mitad de la botella rota, levantó la mano e hizo que la botella golpeara mi cabeza, y justo en el "crack" me sobresalto, miro a mi alrededor. Nada, solo era un sueño. Un sueño.. Espantoso, el corazón me iba cada vez más rápido, el sudor invadía mis mejillas y se chocaba con las lágrimas que caían de mis ojos. Un escalofrío recorre mi cuerpo, me tiemblan las manos, los labios, la vista se nubla, aprieto los ojos. Las lágrimas que quedaban dentro de mis ojos, salen más rápido. Me recojo el pelo, entro en el baño. Enchufo el grifo y me lavo la cara, fría, el agua me recorre el cuello, los escalofríos eran cada vez más frecuentes.
Me apoyo en el lavamanos, me miro al espejo. Seguía temblando, estaba asustada. Agacho la cabeza, suspiro. "Tranquila, solo era un simple sueño" Pero eso no me tranquilizaba, estaba totalmente nerviosa, como si hubiese pasado de verdad. De repente se abre la puerta, era Aitor.
Aitor: Lo siento, no sabía que estabas aquí .. Como está la luz apagada... ¿Te encuentras bien?
Yo: Qué más te da. Pasa. -Me hacía la dura, como si me diera igual todo, como si Aitor no me importara, pero era todo lo contrario. Salí del baño y cerré la puerta. Miré el reloj de la cocina, las dos y media. Nunca había dormido tanto, me hubiera gustado haberme despertado más pronto. Fui a la habitación y me vestí, me arreglé un poco y me fui a comer fuera. No me apetecía comer con Aitor. Entré al primer bar que vi. Me sirvieron una sopa de letras, y no sé qué más cosas. Me quedé embobada mirando la sopa y cuando me di cuenta había colocado las letras de forma que formaron el nombre de "Laura".
Yo: ¡Joder! - Grité. Cogí el plato de sopa y lo tiré al suelo. Todas las personas que había en el bar, giraron la cabeza y sus ojos me señalaban. Salí lo más rápido que pude, antes de que me dijera el dueño que lo tenía que pagar. Tuve suerte, porque no me siguió. Creo recordar que al final no comí nada. Se me quitaron las ganas de comer. Seguí caminando, llegué a la playa y me tumbé. Los rayos del sol acariciaban mi cara. Entonces dos niñas pequeñas pasaron por mi lado corriendo, y la arena que sus pasos tiraban acabaron en mi cara.
Yo: ¡¿No sabéis jugar en otro sitio?! Iros a jugar con las olas, adentraros en el mar, y cuando vuestras diminutas piernas no den para más, hundiros, dejáis de respirar y entonces vuestros padres estarán felices. ¡! -No sé por qué les dije todo eso, le podría haber pasado a cualquiera, además, ellas solo estaban jugando, estaba demasiado estresada, enfadada y dije lo primero que se me pasó por la cabeza. No me juzguéis.
Las niñas empezaron a llorar desconsoladamente. Me levanté de la arena y les hice una mueca, que solo empeoró su llanto.
Escuché que una mujer me gritaba algo, pero no le hice el menor caso. Caminé junto a las olas, me fui adentrando cada vez más al interior del mar, hasta que mis piernas no dieron para más, agaché mi cabeza y me hundí. Cerré los ojos, la presión iba aumentando, los latidos de mi corazón iban cada vez más rápido. Las olas jugaban con mi cuerpo, de un lado a otro, me estampaban contra rocas inoportunas, sentía el dolor que invadía mi cuerpo. Entonces alguien me cogió del brazo, me llevó hasta la orilla, pero yo seguía inconsciente.

Capítulo 29.

Volví al hotel, entré sin decir nada y me encerré en la habitación.
Me tiré en la cama, miré al techo, cerré los ojos. Y otra vez ese sueño. Creo que lo echaba de menos, al sueño o a Sara, ya no sé ni lo que quiero. Quiero ir a casa, pero quiero estar con Aitor. Quiero estar con Laura, pero la odio. Sin embargo, pudiendo estar con esas personas, prefiero mil veces más estar con Sara, se trata de querer y poder, no de "querer y no poder". Es fácil escucharlo, decirlo, pero ¿lo habéis intentado? ¿habéis intentado olvidar a alguien que nunca volverá a estar contigo? No, ¿verdad? Pues no me juzguéis.
Aitor: ¿Vas a cenar? - Me lo dijo serio, enfadado, triste, decepcionado.
Yo: No, no ten .. - Y antes de terminar mi excusa, cerró la puerta de un portazo. Sí, estaba enfadado.Enchufé la tele, "Gossip Girl". Ya me había viciado a esa estúpida serie. Me quedé dormida, creo que no duré ni media hora. De repente escuché un ruido. Me sobresalté, estaba lloviendo, hacia un viento "de miedo". Y la ventana se había abierto, las cortinas se movían suspendidas en el aire. Me asomé por la ventana y miré el reloj de una farmacia. Las tres y cuarto de la noche. "Genial, ahora no podré dormir más .." Cogí un paraguas, y salí del hotel. La lluvia caía cada vez más fuerte, pero a quién le importaba eso. Tenía cosas más importantes en las que pensar. Caminaba pisando charcos, el agua salpicaba mis zapatos. No sé como, ni por qué, pero acabé en aquél local, el local de Lya, porque para mi Laura ya no existe, Laura había muerto para mi. Y allí estaban, Campoy, Enrique, Lya, y no sé quienes más. Tenían la música a tope, reían sin parar, los ojos los tenían totalmente rojos, lo más seguro es que no llevaran solo alcohol en ese vaso. Su órganos se están estropeando, a cada trago que le echaban a ese vaso, su muerte estaba más y más cerca. Me quedé pensando en los momentos que había vivido con la Laura que yo conocía y que ahora no sé donde está ni quién es. Alguien dio un golpe en la ventana, una chica con pintas de puta. El pelo negro, los ojos pintadísimamente pintados, los labios color rojo pasión, una falda, o quizá deba decir minifalda, una camiseta que enseñaba el escote y un collar en el cuello, apretado, como si fuera un collar de perro. De repente todos me estaban mirando, esos ojos rojos me miraban a mi, y solamente a mi. Me giré con la intención de irme de aquél local, pero cuando me giré ahí estaban. ¿Como era posible? Si apenas les había dado tiempo a salir ..
Lya: ¿No te había dicho que no volvieras por aquí?
Chicadelpelonegro: ¿Quien es esta chica pija, Lya? Si se ha metido contigo alguna vez, te juro que no respondo, ¡eh! -
Estaba totalmente nerviosa, tenía ganas de llorar, pero no podía delante de tanta gente. No podía hablar, me quedé en blanco.
La chica del pelo negro arrojó su botella de cerveza al suelo y, ..

Capítulo 28.


Y sin decir nada, dio un portazo y salió del hotel. Estaba triste, enfadado o eso creía. Abrí una maleta y saqué lo primero que vi.
Una camiseta negra de manga corta y unos pantalones vaqueros.
Me planché el pelo y me puse el flequillo para un lado.
Cogí mi pintalabios rojo y me lo pasé suavemente por los labios.
Me maquillé un poco y salí del hotel. No sabía donde iba. A lo mejor seguía a Aitor, pero no sabía donde estaba. Lo busqué cerca del hotel, pero no lo encontré. Después de una hora y media buscándolo, me cansé y volví al hotel. Me senté en el sofá y entonces fue cuando Aitor entró al salón. Tenía los ojos rojos, mojados de lágrimas. Llevaba un papel en la mano. Curiosa, me levanté directa a coger el papel. Justo cuando lo iba a coger, Aitor apartó su mano y estampó el papel contra la mesa.
Aitor: Aquí tienes tu estúpido billete. El avión sale dentro de una semana. Lo siento si no lo he comprado para antes, pero es que no quedaban, ¿estás contenta? Ya tienes todos tus caprichos, ¿algo más? Un coche, una moto, no sé, ¿un avión?
Yo: Pero, solo hay uno ... -Dije con miedo, Aitor estaba alterado y hablaba con ironía.
Aitor: Claro, yo no pienso ir contigo. Yo volveré a mi casa cuando me apetezca. Estoy harto de que tenga que hacer todo lo que a ti te de la gana. ¡Harto! Y esta vez, no te voy a escuchar, grita si quieres intentando convencerme de que vaya contigo. Pero yo me taparé los oídos con los auriculares que te pones tú cuando quieres huir de la gente, de mi. Para no escucharme. Para hacerme sentir una mierda.
Yo: Pero Aitor ... ¡Yo quería ir contigo!
Aitor: ¿Si? Pues yo no. Ves tú solita, que ya eres mayor. Te arrepientes rápido de las cosas. Hace menos de un mes me dijiste que no volverías a tu casa, que querías estar conmigo. ¿Y sabes qué es lo peor? Que yo como un tonto me lo creí, creí que me querías de verdad. Que querías estar el resto de tu vida conmigo. ¡Conmigo! A lo mejor estoy siendo un poco avaricioso. Lo quiero todo para mi. Pero es que tú lo eras todo para mi, yo no pedía nada más, y mira lo que me haces tú ahora.-
Agaché la cabeza, me tapé la cara con las manos y me dejé caer en el sofá. Empezaron a caer lágrimas, el rimel empezaba a deshacerse en mis mejillas.
Yo: Lo siento, lo siento de verdad. - Me limpié la cara una toalla y salí del hotel. Aitor se quedó tumbado en el sofá, llorando.
No sabía donde iba, como siempre, iba sin rumbo. Una o dos mujeres preguntaron qué me pasaba. Pero no les contestaba, no me apetecía pararme a escucharlas. Al final terminé en la playa, por el borde de las olas caminaba llorosa. Los pies se me mojaban, el aire escalofriante me acariciaba el pelo. Empezaba a sentir frío, necesitaba sus abrazos, esos abrazos que transmitían calor, amor. Me senté al lado de una palmera y apoyé la cabeza en ella. El viento recorría mi cuerpo, cerré los ojos y recordé cada segundo con Aitor. El día que lo conocí y me enseñó su mejor sonrisa. Cuando le conté lo que le pasó a mi hermana, como me escuchaba y aconsejaba. Las noches que había pasado conmigo en vela por culpa de Laura. Esos abrazos que eran eternos, al igual que sus besos. La noche en París, bajo la luz de la luna y el sonido del instrumento de aquél hombre. Las risas, las caricias, los besos, los abrazos, todo.

Capítulo 27.


Aitor: Bueno, Laura, ahí creo que te has pasado. Y demasiado.
Yo: No, Aitor, déjala. Deja que se sincere, que diga todo lo que quiera, que me diga todo lo que piensa, lo que nunca me ha dicho. Como ya te decía, eres la peor persona del mundo. ¿Como puedes soltarme eso, así de golpe? Ya no es porque estés drogada o no, además, dicen que los borrachos siempre dicen la verdad, pero es que tú no vas borracha, vas drogada, imagínate lo que te has sincerado. Todas las noches que has pasado conmigo, abrazándome, eran para ti algo con qué pasar el tiempo. Yo siempre he sido ese cero a la izquierda, una mierda, lo que menos importa. Y cuando más te necesito, mira lo que me dices. ¿Estás consciente de lo que me dices? Que vas a estar consciente. Verás como se entere tu madre de que estás en estas condiciones. Ahora. No pienses que se lo voy a decir yo, porque de verdad, ahora sí que me importas una mierda, aquí te mueras o que te pase algo. ¿Sabes? Yo también me alegro de algo, de que hayas acabado así. Me estoy llevando la contraria a lo que te he dicho antes en el local, pero yo soy contigo lo que eres tú conmigo, y si tú eres falsa, yo lo seré, pero más aún. -
Me saltaron miles de lágrimas, ahora entenderéis por qué me arrepiento de haber ido a buscarla, por eso.
Fuimos al hotel más cercano del puerto. Entré en la habitación y me encerré en el baño. Me senté en el suelo, apoyé la cabeza en las rodillas y pasé mis brazos al rededor de las piernas.
Una lágrima, más, más. Cómo había podido ser tan estúpida. Ya me lo había dicho Aitor, me iba a humillar, a insultar. Y así lo ha hecho. Juro, juro que nunca más en mi vida voy a volver a buscarla.
Aitor: Paula, te lo dije .. Mira lo que te ha dicho, ¿ha merecido la pena venir a verle?
Yo: Vete, ahora no vengas a decirme "ya te lo dije, si yo siempre tengo razón". Es lo que menos quiero escuchar ahora, por favor, déjame sola.
No volví a escucharle más, y supuse que se había ido.
Me levanté, enchufé el grifo de la ducha, me fui quitando poco a poco la ropa. Me metí en la ducha. El agua me resbalaba por el pecho, por la espalda, un recorrido que parecía nunca acabar, llegaba a las piernas y bajaba cada vez más lenta, se adentraba entre los dedos de mis pies hasta llegar a ese agujero negro. Donde el agua se pierde y no vuelve. Estuve más de una hora en la ducha, relajada, por un momento pensé que estaba en mi casa, con mi madre, con mi padre, con Sara. Cerré los ojos, me iba hundiendo poco a poco, hasta hacer que la nariz no respirase aire, sino agua. Me sobresalté y empecé a toser.
Aitor entró corriendo al baño, abrió la cortina de la ducha. Me cogió de la cabeza e intentó sacarme de la ducha.
Aitor: ¿Estás bien?
Yo: Si, sí ... Solo se me ha metido agua por la nariz. Tranquilo. -
Me dio un beso en la frente, y cerró la puerta detrás de él.
Salí de la ducha, cogí una toalla y me la puse al rededor del cuerpo.
Yo: Aitor [...]
Aitor: ¿Qué pasa?
Yo: Quiero volver a casa.
Aitor: Tranquila, mañana iré a comprar los billetes para París.
Yo: No, pero a tu casa no. A la mía. Quiero volver a mi casa, y quiero estar con mi madre, la necesito más que nunca.

Capítulo 26.


Laura: No sabes por lo que me has hecho pasar, ¡joder! Ese tipo, Campoy, me pega todos los días por cada una de las palabras que digo o por cada cosa que hago. Es era lo que querías, ¿verdad? Lo has conseguido, ahora ya sabes que estoy peor que nunca, que mi vida es una mierda, y que tu vida es mejor que la mía. Es eso lo que siempre has querido, siempre pensabas solo en ti. Los demás para ti son una mierda. Vete si es por eso a lo que has venido, pero antes, ríete de mi, insúltame, pégame, grítame, dime lo feliz que estás ahora, no me importa lo que me hagas, lo que me hagan de aquí en adelante me importa una mierda, ¡una mierda! Eso es lo que he sido para ti todo el tiempo que he pasado a tu lado. Qué ciega he estado, ¡joder!
Yo: He venido para verte, como has dicho, estoy feliz, sí, lo admito, pero no porque tú hayas acabado .. así. Me arrepiento de haberte echo eso, en ese momento te juro que no sabía lo que hacía, sentía tanta rabia por dentro, es tanto lo que me has hecho.. Pero lo que sí que tengo claro es, que nunca, en mi vida te voy a pedir perdón, estoy segura de que nadie me pedirá que lo haga, porque si hace falta les contaré la verdad, todo lo que me has hecho es mucho, demasiado. Y lo único que quiero es que salgas de este sitio, tu madre está como loca buscándote, y es raro que no esté por aquí. Quiero que vuelvas a tu casa, con tu hermana, tu padre, tu madre. Quiero que estés bien.
Laura miraba al suelo fijamente, le caían lágrimas, a millones. De repente se abalanzó hacia a mi, empezó a tirarme del pelo, me insultaba y pegaba patadas, puñetazos por todas partes. No sabía por qué lo hacía, me defendí, con más sensibilidad que ella, pero lo hice. Aparté mis manos de su cabeza y ella hizo lo mismo, me miró a los ojos, y yo a los suyos. Los ojos reflejaban miedo, soledad y todo lo malo que te puedas imaginar. Me miraba con rabia, con asco. Suspiré, y le tiré las rayas que tenía encima de la mesa. Me giré y grité algo mientras que salía por la puerta, pero no sé qué le dije. En la puerta estaba Campoy y Enrique, Aitor salía detrás mía, le lanzó una mirada a Campoy y éste agachó la cabeza. Enrique seguía tan firme como lo había estado antes, a él nadie lo intimidaba, creo. Me asomé por la ventana del local y vi a Laura sentada en el suelo, con los pantalones rasgados y la camiseta rota, el pelo sucio como siempre. De repente alguien la cogió de la cintura, Laura daba patadas hacia atrás y hacia delante, intentaba escapar, pero no podía, gritaba, lloraba, y al final se cansó de insistir. Intentó tirarse al suelo, a Campoy se le resbalaron las manos y la dejó escapar. Laura salió del local, y se dirigía a mi.
Laura: ¡Te he dicho que te vayas! Que me dejes en paz, que no quiero verte nunca más, que eres una falsa y una puta. Ah, ¿y sabes qué, Paula? Me alegro de que se haya muerto Sara.

Capítulo 25, #2 .

Yo: ¡Te lo dije! ¡Quien sabe lo que le han hecho! Y todo por mi culpa, ya lo dice la canción; "I hope you know that this is all your fault"
Chico: No creo que le haya pasado nada, seguro que es una chica fuerte. Pero no entiendo por qué dices que es todo tu culpa.
Yo: ¡Porque sí! Porque no debí dejarla sola, sin dinero, sin móvil ..
¡Joder! Soy la peor persona del mundo.
Aitor: Tranquila, Paula, que seguro que estará bien. No te preocupes.-
Lo dijo dudoso, con la cara tensa, y los ojos llenos de miedo, como los míos. Estuvimos preguntando en más de veinte tiendas cercanas, y todos nos decían lo mismo, <<No la he visto por aquí nunca>> o <<La vi por aquí ayer con un chico, llevaba millones de tatuajes por los brazos y dos piercings uno en la nariz y el otro en la ceja. >> Estaba cada vez más asustada, se me pasaron miles de cosas que le podría haber hecho el chico a Laura. No sabía que hacer. Entré en la última tienda que había cerca del puerto.
Yo: ¿Ha visto por aquí a esta chica? - Le enseñé una foto de Laura. Se quedó mirándola unos segundos, segundos que parecían horas.
Chica: La he visto, la he visto varias veces por aquí. Bueno, por aquí no, porque yo a esa gente no la dejo entrar en mi tienda.
Yo: ¿A esa gente? ¿Qué quiere decir?
Chica: Pues que esa gente no es de fiar, en cualquier momento te roban.
Yo: Ella nunca haría eso.
Chica: ¿La conoces? ¡Eres uno de ellos! ¡Y tú también! -Dijo señalando a Aitor.- ¡Fuera de aquí ahora mismo o llamaré a la policía! ¡Fuera de mi tienda!
Aitor: Tranquilícese, señora. No le vamos a hacer nada, no somos unos de "ellos".
Chica: Puede ser, no lleváis el mismo ropaje que ellos.
Yo: ¿Me vas a decir quienes son "ellos"? ¿Por qué le tiene tanto miedo?
Chica: Porque son malos, muy malos. ¿Ha visto las pintas que llevan? No lo creo. En todo caso la chica no parecía mala, era él el malo. Ese chico tiene drogas y las vende hasta a los menores. Le llaman "Campoy" o eso creo ..
Se me vino el mundo encima, ¡drogas! ¿quien lo iba a pensar? Laura, drogas, el chico, .. Me quería morir, y ahora me arrepiento de haber deseado eso.
Yo: ¿Y no sabe donde puede estar la chica?
Chica: Claro, en un local abandonado, cerca del puerto. -
Abrí la puerta y salí corriendo. Miré a un lado, al otro, nada. No había ningún local. "Me habrá mentido la vieja" Lancé una botella de cerveza que había al lado de una ventana. Giré la cabeza y miré fijamente la ventana. Estaba sucia, tenía un montón de polvo, o a lo mejor era otra cosa. Limpié un poco el cristal y apoyé la cabeza contra la ventana.
Un chico, con tatuajes por los dos brazos y los piercings. Con el pelo rapado y un poco de pelo por detrás. Pegó un golpe en la ventana, sería una señal de "vete de aquí zorra" o algo así.
Pero bueno, no me fui. Encontré la puerta del local y entré.
Estaba allí, sentada en una silla y enfrente de una mesa, metiéndose no sé qué cosa.
Campoy: ¿Tú qué quieres? ¡No haces más que mirar por la puta ventana!
Yo: Yo .. eh .. -Me aclaro la garganta y sigo. - Vengo a hablar con Laura.-
Campoy: ¿Quien coño es esa? ¡Aquí no hay ninguna Laura!
Suspiro con rabia.
Yo: ¿Como que no? -Señalo a "Laura" - ¿Y ella como se llama entonces?
Campoy: Esa guarra se llama Lya.
Yo: Bueno, pues Lya, quiero hablar con Lya.
Laura se levanta de la silla, se coge el pelo con una mano y se lo echa para atrás. Tenía los ojos rojos, con ojeras y el pelo sucio, tal y como me la habían descrito.
Laura: Anda, si ha venido una zorra a visitarme. ¿Te empezaba a remorder la conciencia? ¿Por qué has vuelto? Se supone que me odias, ¿no, Paula? Ya te puedes ir por donde has venido, vete con tu novio pijo y su casa en parís, que no necesito la ayuda de nadie.
Campoy: ¿La conoces? ¿Quien es y qué quiere?
Me miraba de arriba abajo, poco discreto, se quedó un rato mirándome el escote, o es creo. Aitor se dio cuenta, se acercó a "Campoy" le cogió del brazo, dispuesto a pegarle un puñetazo en la cara, pero de repente otro chico salió de la oscuridad. No sé cuánto tiempo llevaba ahí, pero me asusté, era alto, fuerte, y más o menos con los mismos tatuajes de "Campoy"
Se acercó a Aitor y lo apartó de un empujón, se tropezó con una silla y se cayó al suelo.
Laura: Vale, ya está bien Enrique, no tenías por qué haberlo empujado. Creo que Campoy se sabe defender él solo. Después de todo, ha sido su culpa, no tendría que haberla mirado. -Enrique se dio media vuelta y salió del local.- Ahora, Campoy, déjanos solas.
Campoy: Eres una zorra, a mi nadie me dice lo que tengo que hacer, ¿te queda claro o qué, Lya?
Laura: ¡Que te vayas! Y a mi tampoco me manda nadie, ¡yo no soy ningún juguete! Estoy harta de que me digas lo que tengo que hacer.
Campoy miró a Aitor unos segundos y después salió del local, como había echo antes Enrique.
Laura: Ahora dime, ¿a qué has venido? ¡Zorra de mierda!-
Se le saltaron las lágrimas, estaba roja, histérica, enfadada, daba miedo, mucho miedo. Al fin y al cabo, iba drogada.

Capítulo 25.


Por la tarde salimos de casa para comprar el billete de Ibiza, a Aitor se le veía enfadado, daba puñetazos contra la pared mientras caminaba y no me dirigió la palabra. Llegamos a la agencia de viajes, compramos los billetes, se los guardó en la chaqueta y salió por la puerta dejándome atrás. Después de correr detrás de él le cogí de la mano, pero hizo un movimiento con ella y me soltó.
Yo: Pero, ¿qué te pasa? ¿por qué no me hablas, ni me miras?
Aitor: Que no quiero que vayas, ¡joder!
Yo: Ya te he dicho que voy a ir a verla. Y si no quieres venir, ya sabes, no vengas.
Aitor: Que sí, que sí que voy a ir contigo. A lo mejor ya se ha ido a su casa, ¿no?
No le contesté, me di la vuelta y seguí caminando.
La semana se me pasó super lenta, y Aitor seguía evitándome.
Entré en el coche, puse la radio. La canción .. I hope you know that this is all your fault, you better know that this is all your fault. All your fault, all your fall. Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos.
Veía la cara de Sara, dulce y tierna como lo había sido siempre.
Me empezaron a caer lágrimas, apoyé la cabeza en el cristal y apreté los ojos lo más fuerte que pude. Aitor abrió la puerta del coche, se sentó y empezó a conducir.
Aitor: ¿Esta es la canción que tanto cantas por el pasillo?
Asentí con miles de lágrimas en los ojos. Llegamos al aeropuerto. Subimos al avión, cogí mis auriculares y puse otra vez la misma canción. No dije nada en todo el viaje.
Pasamos por el puerto, le preguntamos al chico que nos había alquilado el barco hace un mes. <<Claro que la he visto, varias veces. Ha pasado por aquí y quería que le dejara un barco, parecía cansada, tenía un montón de ojeras y el pelo sucio y despeinado.>>
Yo: ¿Y no sabes donde está ahora?
Chico: Pues, la verdad, no, no lo sé. Pero ella pasa todos los días por aquí. [...] Menos ayer, ayer no pasó. ¡Oh! Ahora que lo pienso mejor, ayer por la tarde, la vi pasar con un chico, parecía un mal chico. La llevaba agarrada del brazo, parecía triste, enfadada. Creo que intentaba escaparse apartándose de él, pero no lo conseguía.

Capítulo 24.

Estuvo cinco minutos preguntándome lo que había soñado.
Y no era capaz de responderle. Entonces se levantó y se fue.
Reaccioné, salí corriendo detrás de él y se lo conté todo.
Aitor: Tranquila, solo era una pesadilla. Seguro que está bien.
Yo: Mis sueños son raros. Siempre sale Sara, a la que pierdo en el sueño, me separan de ella o algo. Pero siempre acaba lejos de mi. Ahora he soñado esto. A lo mejor le pasa algo de verdad. ¡Quiero ir a verla!
Aitor: ¿Estás loca? No puedes ir allí. Pensará "uy, qué rápido se arrepiente, qué poca dignidad". Entonces no creo que te dirija la palabra, y serás tú la que quede humillada. Y no quiero eso. Por favor, no vayas.
Yo: ¡Pero solo quiero ver si está bien! Imagínate que le ha pasado algo. Será todo mi culpa, y volveré a escuchar "I hope you know that this is all your fault, you better know that this is all your fault. All your fault, all your fall" en mis sueños. ¡Será todo mi culpa! No quiero que le pase nada.
Aitor: Pero se supone que la odios. Mira en todo lo que te ha hecho pasar. Por favor, Paula, no vayas.
Yo: Tengo que ir. Si no te vienes, iré sola. Y si me pasa algo a mi también, tú conciencia estará sucia para siempre.
Aitor: No. Si vas, voy contigo. Pero espero que te des cuenta de lo que estás haciendo. -
Me da un beso y luego entra en el baño. Bajo las escaleras y voy al salón. Me siento en el sofá. "¿Y si es verdad lo que dice? .. a lo mejor me humilla, a lo mejor ya tiene casa o está en su casa, o de fiesta. Quién sabe .. ¡Pero yo tengo que ir! Solo quiero ver si está bien." - Esa fue mi decisión. Y ahora me arrepiento de lo que hice. De verdad, me arrepiento. Y ya sabréis por qué más a delante. Cuando termine mi historia.
Enciendo la televisión. "Gossip Girl", esa serie me sonaba de algo.. Me paso la mano por la cabeza, cierro los ojos y pienso.
Yo: ¡LEO! ¡Aitor, nos hemos olvidado de Leo! ¡No le hemos llamado ni nada!
Aitor sale del baño con una toalla por la cintura.
Aitor: ¿Qué pasa? ¿Por qué gritas?
Yo: Que no hemos llamado a Leo ni nada .. ¡!
Aitor: Ah, era eso. Pues, Paula, él a nosotros tampoco nos ha llamado. Eso será porque estará bien y no le hacemos falta.
Yo: Eres un mal primo. A lo mejor no ha podido llamarnos ..-
Cojo el teléfono y marco el número de Leo.
Leo: ¿Si?
Yo: ¡Leo! ¡Cuánto tiempo!
Leo: Una semana [..] Yo creo que menos.
Yo: Eres un borde, encima que he pensado en ti y todo. ¿Qué tal?
Leo: Muy bien. Ya estoy en mi casa. Cuando os fuisteis, pasó un día y yo también volví a mi casa.
Yo: Ah, bien. ¿Donde vives tú?
Leo: Muy lejos de París, si lo dices por visitarme. En Sevilla.
Yo: No era por visitarte, imbécil. Uh, si que está lejos, sí. Ya decía yo que tenías un acento raro. -Me río.-
Leo: Ah, ¿y tú? Vosotros, ¿cómo estáis?
Yo: Bien, bastante bien. Creo que vamos a volver a Ibiza.
Leo: ¿En serio? ¿A qué?
Yo: A ver como está Laura.
Leo: ¿No estabas enfadada con ella?
Yo: Sí, pero es que creo que le ha pasado algo. No sé.
Leo: ¿Crees? ¿Tienes telepatía o algo? - Se ríe. -
Yo: Ñññññ, pues no. Pero creo que le ha pasado algo. Ya te lo contaré. ¡Adiós, un beso!
_____
Aitor: ¿Lo ves? Está bien. Si no nos llama es porque no nos necesito. -
No respondí, me di la vueta y subí las escaleras. Entré en mi cuerto, hice la cama. Abrí el armario, que ya tenía un poco más de ropa que había en las maletas. Saco una camiseta marrón que hacía que enseñara un hombro, con unas letras rosas. Una frase en inglés, no sé lo que ponía, pero me encantaba. Cogí unos pantalones un poco más largos, qe me llegaban por las rodillas y unas bailarinas marrones. Típica, como siempre.
Salí de la habitación, fui al salón y estaba Aitor con las manos apolladas en la cara. Parecía preocupado. Me senté a su lado.
Yo: ¿Qué te pasa?
Aitor: Que no quiero que te humille, lo pasarás mal. ¡Te sentirás como una tonta! Te preocupas demasiado. Seguro que está bien .. No vayas, por favor.
Yo: Si no quieres ver como me humillan, no vengas. Iré sola, no pasa nada.
Aitor: Que no, que yo voy contigo. Pero, ¿estás segura?
Yo: Sí, y vamos a dejar el tema un poco. Porque no voy a cambiar de opinión por nada del mundo. Quiero verla, y quiero verla cuanto antes.

Capítulo 23.

Estuvimos en un restaurante bastante chulo, con adornos preciosos.. Iría todos los días. Luego dimos una vuelta por ahí.
Y me di cuenta de que habían todo tipo de personas.
Chicas con un estilo extraño, quizá gótico, frikis, chanclis. Algunas vestían como yo, camisetas típicas, pantalones normales, que no llaman mucho la atención. Luego también habían chicos pasotas, frikis, chulos, algunos vestían bien, pero no eran tan guapos como él, como Aitor. Llegó la noche y como ya me había dicho, fuimos a la torre Eiffel. Fue todo precioso. A la luz de la luna, sentados en un banco al lado de la torre. Besos. Abrazos. Caricias. Más besos.
Precioso. Había un chico con un aspecto extraño, con unos pantalones vaqueros sucios, negros y una camiseta desgastada, con agujeros y una chaqueta vaquera también desgastada. Tocaba un instrumento que daba la mejor sensación del mundo. Tocaba con dulzura. A veces no te das cuenta que hasta las personas menos afortunadas te pueden hacer sentir feliz, alegre, enamorada. Me levanté del banco y fui hacia él. Saqué mi monedero y le di tres euros. Me sonrió, una sonrisa que me hizo sentir aún más feliz. Aitor se levantó y me abrazó. Me besó con una dulzura enorme. Le abracé más fuerte.
Me di la vuelta, le sonreí al hombre. Le cogí la mano a Aitor y nos fuimos. Caminaba dando saltitos, feliz. Apoyé mi cabeza sobre su hombro. Cerré los ojos y dejé que Aitor me guiara.
Era incómodo, porque sientes como si te fueras a estampar contra una farola o cualquier otra cosa. Era tan feliz. Esta historia os parecerá de una niña de 16, por la forma en la que me comporto, pero os puedo asegurar que tengo 18, y bien cumplidos. Y no me avergüenzo de mi comportamiento, porque estoy con él. Con la persona que me hace sentir feliz, como a una niña de dieciséis. / Llegamos a casa, abrí los ojos, lo primero que vi fue a Aitor mirándome fijamente, con esa sonrisa que no se iba nunca y esos ojos verdes preciosos. Le sonreí. Tiré de su mano y entrámos a mi habitación. Me tiré en la cama, mientras Aitor se quitaba la camiseta. Me iba quitando los zapatos lentamente. Me agarré al cuello de Aitor y lo besé. Me pasó las manos por la espalda quitándome la camiseta, y luego desabrochándome el sujetador. Me besó por el cuello, iba bajando poco a poco hasta llegar a mis pechos. Solté un gemido, y lo besé desesperada. Puse mis manos en su cintura y le fui quitando los pantalones, me quité los mios y nos tumbamos en la cama. Caricias, besos, caricias, besos, sexo.
Cerré los ojos, disfrutaba, me sentía en el cielo. En su cielo. /
Recuerdo que después de eso nos quedamos dormidos. Y mi sueño. Temía volver a soñar con Sara. Pero ahora no era ella la que salía en el sueño Era Laura. Era extraño. No esperaba verla ni en mis sueños. Yo caminaba por los callejones y me encontré a Laura sentada en el suelo. Y al lado había un hombre, con un montón de tatuajes por todo el cuerpo. Laura lloraba, tenía la camiseta desgarrada, los brazos con heridas, y sus pantalones medio caídos. Me acerqué a ella. Entonces el chico se levanta y me empuja. Le miro a los ojos, pero no tenía cara. Eso es lo raro de los sueños. Que hay personas que no les ves las caras, o si las ves, luego no te acuerdas. Que creo que eso fue lo que me pasó a mi. / Laura levanta su mirada, me mira, sonríe. Intenta levantarse pero no puede. Después de intentarlo varias veces se levanta agotada. Se acerca a mi, más y más. Pero el suelo no avanza, sus pasos son inútiles, no se puede acercar a mi. Yo también lo intento, intento acercarme a ella, pero no puedo. Entonces el chico se ríe, aún no sé por qué. Coge a Laura por la cintura, ésta llora desesperada, la abraza fuertemente y no la suelta. Se la lleva hasta el final de callejón. Oigo como le dice "para, para, porfavor" y después grita mi nombre. Me llama, grita, grita, grito. Corro hacia ella, pero no puedo, el suelo no avanza, ni el suelo ni yo, era inútil. Grito aún más fuerte. Entonces noto como alguien me coge los brazos y me acaricia. Abro los ojos y era él, Aitor. Una pesadilla. O eso era lo que creía que era. [...]

Capítulo 22.

Levanté la cabeza al ver que se abría la puerta. Era Aitor.
Llevaba una bandeja, con el desayuno.
Unas tostadas un poco quemadas y con marcas de haberle pasado el cuchillo para que se fuera el color negro. Zumo de naranja, café y una manzana. Le susurré un pequeño "gracias", mientras me daba un beso y me decía; "buenos días, princesa"
Le devuelvo una sonrisa.
Me como mitad de la tostada, estaba asquerosa. Pero como dice la gente "Lo que importa es la intención" ¿no?
Doy un mordisco a la manzana, dulce, deliciosa. Pero entonces me doy cuenta de una cosa. Hay algo que se mueve, largo, pegajoso. Un asqueroso gusano. Lanzo la manzana por la ventana.
Y oigo a una niña gritar. Me asomo. No podía ser cierto.
Ella, era ella. Era Ainara. Iba con una chica que parecía maja, pero las apariencias engañan. ¿Estará bien? Bajo las escaleras rápidamente, Aitor me pregunta qué pasa, pero no le contesto.
Abro la puerta y salgo corriendo hacia ella. Le cojo un brazo y le doy la vuelta. Me sonríe y me abraza. Veo que se acuerda de mi.
La chica me mira.
Chica: Perdona, ¿quien eres?
Yo: La encontré en el aeropuerto sola. Estuvimos más o menos 7 horas esperando a su madre. Madre que nunca vino. Yo no quería que se la llevasen a ninguna casa. [...] - Miro a Ainara sonriente y feliz. - Pero veo que está super contenta contigo.-
Le sonrío. -
Chica: Pues la verdad, ha estado triste. Quiere ver a su madre. Le he explicado que no va a volver. Pero insiste en que su madre le prometió que nunca la dejaría sola. Al verte se ha puesto feliz, porque hace un momento estaba llorando, y más aun cuando alguien ha lanzado una manzana por la ventana. ¡Qué gente mas guarra!
Me sonrojo.
Yo: Seguro que la han lanzado sin querer... -Le acaricio el pelo, suave, ondulado, rubio, ¡precioso! - Bueno, ahora me tengo que ir. Estoy super contenta de que estás bien. Espero volver a verte. Bueno, a veros. Por cierto, ¿como te llamas?
Chica: Angela, me llamo Angela. ¿Y tú?
Yo: Paula. Mucho gusto. Bueno, me voy, ¡adiós!
Le doy un beso en la frente, le acaricio una mejilla y me voy.
Aitor: ¿Donde estabas? ¿Quienes eran esas?
Yo: Era Ainara, la del aeropuerto. Y la chica se llama Angela y es su nueva madre. Estará bien con ella.
Aitor: Ah. ¿Te apetece venir a la Torre Eiffel?
Yo: ¿No sería mejor ir por la noche? ¡Es más bonito! Tú, yo, nosotros a la luz de la luna, bajo la Torre Eiffel... ¡Será precioso!
Me sonríe.
Aitor: Lo que quieras.
Yo: ¿Sabes? Hoy he soñado con Sara, otra vez.
Aitor: Lo mismo de siempre, ¿no?
Yo: No, esta vez era yo la que no subía al tren. No sé, el sueño era extraño... -Me giro y me voy cantando la canción.- I hope you know that this is all your fault, you better know that this is all your fault. All your fault, all your fall....-
Me miro al espejo. Ese espejo que dentro tenía un armario gigante. Había salido a la calle con el pijama puesto.
Me río. Abro una maleta y saco unos pantalones cortos y una camiseta blanca con rayas azules. Abro otra maleta, más pequeña. Y saco unas converse azules. Perfecta.
Salgo de la habitación y subo las otras escaleras. Había un baño precioso arriba. Cojo mi lápiz de ojos y me los repaso un poco.
Me recojo el pelo y me hago el típico moño. No me apetecía complicarme mucho. Bajo las escaleras y veo a Aitor limpiando.
Yo: Así te quiero yo. Responsable con sus cosas. Bueno, ¿nos vamos a dar una vuelta? Me apetece salir por ahí.
Se baja de la silla en la que estaba de pie. Me abraza, me coge de la cintura y me besa. Un beso tierno, de esos largos, de esos que tanto me gustaban. Cierro los ojos, me dejo llevar. Se aparta. Me acaricia el pelo y me vuelve a besar.
Esos ojos verdes, esa cara, él. Lo amaba. ¡Qué estoy diciendo!
Lo amo, lo amo, ¡lo amo!
Ain’t nobody loves like I love you.

Capítulo 21.

Otra vez ese sueño, el sueño que me perseguía cada noche, cada vez que cerraba los ojos. Pero esta vez fue distinto.
Esta vez era yo la que no subía al tren. Sara lloraba, su aliento empañaba la ventana del vagón y la limpiaba con su mano, esa mano dulce y tierna. Apoyaba su cabeza contra el cristal, haciendo que la nariz se le aplastase y dejara huella en el cristal. La ventana se empañaba una y otra vez, hasta que Sara dejó de limpiarla. Apartó la mano del cristal, sacó un dedo, para ser exactas, el dedo índice y en la ventana empañada intentó poner algo. Pero estaba al otro lado y no pude ver bien lo que escribía.
"Por tu culpa" Creo que ponía eso, o era lo que esperaba que ponía. Quería intentar volver a leer lo que ponía, pero Sara ya había limpiado la ventana con su mano, con esa mano dulce y tierna. Me quedé mirando su mirada, esa mirada, la mirada que la última vez que vi fue cuando miraba al cielo, muerta, fría y con miedo. Su cuerpo resbalando por encima del coche, el coche de Carlos. Su precioso pelo rubio manchado de rojo, de sangre.
Sus labios fríos y esos ojos... Esos ojos muertos.
Su cabeza en mi pecho, la abrazaba y no la soltaba, no la soltaba por nada del mundo. Pero de repente su cuerpo se deshizo y la escena se volvió blanca, negra, a cuadros. Mi hermana, otra vez ella en esa escena hueca, sin nada, solo ella y yo.
Se iba acercando más y más a mi. Me cogió de la camiseta e hizo que me agachara y me pusiera a su altura. Me susurró algo al oído. "Your fault, your fault alone, it's all your fault"
Me sobresalto, abro los ojos y me siento.
Miro a mi alrededor y veo el móvil sonar cada vez más fuerte.
Esa canción, nuestra canción, "Plain White T's - Your fault"
¿Era la canción que sonaba mientras Sara hablaba, o me lo ha dicho ella? Me levanto de la cama y voy hacia la mesita.
<<Mamá>> Era mi madre. Lo cojo.
Mamá: ¡Hija! ¿Estabas durmiendo? Te he llamado mil veces y no me lo cogías.
"Ya seguro, mil veces. Lo que se suele decir, seguro que solo me ha llamado dos o tres veces."
Yo: Lo siento,estaba durmiendo.
Mamá: Es que era urgente. La madre de Laura está como una loca. Está super enfadad contigo. Dice que ha hablado con Laura y que se lo ha contado todo.
Yo: ¿Todo? No estaría yo tan segura.
Mamá: Todo. Ahora mismo está conmigo. Te la paso. -
Yo: ¡No! -Demasiado tarde, la madre de Laura ya había cogido el móvil.-
MLaura: ¿Cómo has podido hacerle eso? Después de todo lo que ha hecho por ti... ¡Ha dejado la universidad por ti! ¡Por esas estúpidas vacaciones!
Yo: ¿Qué te ha dicho?
MLaura: Que te has fugado con tu novio a algún sitio y que le has robado todo; su móvil, ropa y dinero. ¿Por qué lo haces?
Yo: ¡Lo sabía! Sabía que no te lo había contado todo.
MLaura: ¿Qué quieres decir?
Yo: Eso, que no te lo ha contado todo. Que te llame otra vez y que te cuente la verdad. Porque yo no lo voy a hacer. -
Me aparté el móvil de la oreja y le dije <<¡Adiós!>>. Colgué.
Pero me volvió a llamar, no se lo cogí. Y no pensaba hacerlo nunca más. "No más madres en mi vida"
Mi comportamiento fue estúpido, pero no sabía lo que hacía.
Ahora realmente te digo, que me arrepiento, y mucho.
Cogí mis cascos y me puse la música a tope.
"I hope you know that this is all your fault, you better know that this is all your fault. All your fault, all your fall."
Yo: Your fault... my fault. -susurré- Mi canción, su canción, nuestra canción.

Capítulo 20.

Llegamos a su casa. Abre la puerta. Me deja pasar a mi primero. Le di las gracias y entré. Un pequeño pasillo que conducía al salón.
Una televisión gigante, de esas 3D. O eso me pareció.
Una mesa no muy grande... Un sofá de esquina. Y unos cuantos cuadros. Creo recordar que me dijo que eran de su madre.
Una ventana que tenía unas vistas preciosas tapadas por una cortina beige. Un portátil con un poco de polvo en la carcasa.
Y una cámara. Réflex.
Subimos a su habitación. Abrí su armario. No sé por qué pero lo hice. Todo de marca. Adidas, Nike, GAP, Puma, DC... "Niño pijo.. Pero me encanta"
Una foto encima de su mesita de noche. Una niña pelirroja, con pecas y una sonrisa grande.
Yo: ¿Quién es?
Aitor: Mi prima, murió hace cinco años.
Yo: Oh, lo siento.
Seguí mirando. Más y más cuadros de su madre.
Una estantería llena de libros, leídos o por leer.
Giré la cabeza y vi una estantería llena de cámaras de todas las marcas. Cámaras de profesionales...
Yo: ¿Eres fotógrafo?
Aitor: Era fotógrafo.
Yo: ¿Y por qué ya no?-No contestaba, así que hice otra pregunta. - ¿Donde duermo yo?
Aitor: Conmigo. ¿No quieres?
Yo: Sí... Pero, ¿no es muy pequeña la cama?
Aitor: Es broma. Ven, está por aquí la habitación.
Habitación azul claro. Bonita. Con las mantas del mismo color que la pared, pero un azul más oscuro.
Una mesita de noche con cuatro cajones. Más y más cuadros.
La cama era bastante amplia. Había una puerta.
Un armario gigante, sin ropa.
Aitor: Esto es para que compres todo lo que quieres y lo metas aquí.
Yo: ¿Lo tenías todo planeado?
Aitor: No. La casa venía así. -Se ríe y me besa.
Yo: ¿Qué le va a pasar a Ainara? [...]
Aitor: No es nuestro problema, que hagan lo que tenga que hacer.-
Me tumbé en la cama. Estaba cansadísima, pero a la vez preocupada por Ainara. "Si le pasa algo será mi culpa"
Aitor: ¿Cuando piensas llamar a tu madre?
Yo: Lo iba a hacer ahora mismo. - Miento. La verdad es que no me acordaba de mi madre.
Cojo el móvil y la llamo.
Mamá: ¡Hija! ¿Como estás? ¿Cuando vuelves?
Yo: Pues, de eso te iba a hablar. Estoy en París.
Mamá: ¿No estabas en Ibiza? ¿Qué haces allí?
Yo: Estoy con Aitor. Voy a vivir con él.
Mamá: Pero, hija, ¿estás segura?
Yo: Sí, mamá. Estoy más segura que nunca.
Mamá: ¿Y la universidad?
Yo: Haré un módulo o algo. Pero... Creo que no me va a hacer falta.
Mamá: Mmmm.. ¿Y Laura? ¿Está contigo?
Yo: Ya te he dicho que con esa puta no me hablo.
Mamá: Ya, pero es que no ha vuelto. Su madre está preguntando por ella. Dice que no le coge el móvil, está preocupada.
Yo: Ups, es que sin querer he cogido su móvil.
____
Aitor: ¡¿También has cogido su móvil?!
Yo: Shhh, calla.
_________
Mamá: Ya, claro.. "Sin querer.."
Yo: Dile a su madre que tardará en volver a su casa.
Mamá: ¿Por qué?
Yo: No tiene dinero, no tiene nada. Creo que sin querer me lo he llevado todo.
Mamá: ¡Hija! ¿Como haces eso? ¿Ahora qué hará ella sola por allí?
Yo: Puede hacer muchas cosas. Además, puede ganar dinero rápidamente. Seguro que se le da bien el trabajo de puta.
Mamá: No entiendo. ¿Qué quieres decir?
Yo: Puf, nada, mamá, déjalo. Ya te contaré.
Mamá: Vale, pero que sepas que estoy muy enfadada contigo por lo que le estás haciendo a Laura.
Yo: Porque no sabes lo que me ha hecho ella a mí. -Susurré.
Mamá: ¿Que dices?
Yo: Ay, ¡nada, mamá! Adiós, ya hablaremos otro día. Un beso.
Colgué. Y nada más colgar, volvió a sonar el móvil.
Yo: ¡¿Qué quieres mamáaaaaaaaaaaá?!
Laura: Eres una hija de puta, ¡guarra de mierda!
Yo: Habló. ¿Como has conseguido llamarme? Creo que tengo yo tu móvil, ¿no?
Laura: Hay unas cosas que se llaman "cabinas telefónicas", y por desgracia, me sé tu número de memoria.
Yo: Ah. ¿Qué quieres?
Laura: ¿Como se puede ser tan zorra? ¡Te has llevado todo el dinero, mi móvil y mi ropa! ¿Como quieres que vuelva a mi casa, eh?
Yo: Puedes hacer de puta, que se te da muy bien, ¿sabes?
Laura: ¿Por qué me haces esto? - Llora.-
Yo: ¿Que por qué te hago esto? ¿por qué me hiciste eso a mi?
Laura, creía que podía confiar en ti. Y me fallaste. ¿Ahora me preguntas que por qué hago esto? Eres una falsa, tía.
Laura: Vale, perdón. ¿Como vuelvo a mi casa? ¡Joder! Que no tengo donde dormir, no tengo dinero para una puta habitación.
Yo: Te jodes. Haz de putas unas noches, y podrás volver. Hasta te sale bien, mira, te los follas y te quedas en su casa hasta el día siguiente. Así dos o tres noches. ¿Qué te parece, eh?
Laura: Eres una guarra.
Yo: Ale, arréglate la vida tú solita, "darling". ¡Ah! Tu madre está preguntando por ti. Llámala y dile lo que ha pasado. Pero cuéntale la versión completa y no seas tan falsa. ¡Adiós!
______________
Aitor: Por fin. Me has dejado solo por lo menos media hora... ¿Quieres algo de comer?
Yo: Lo único que quiero es dormir, gracias. - Le sonrío y le doy un beso en la mejilla.
Sale de la habitación y cierra la puerta.
Me levanto de la cama y bajo la persiana. Me meto entre las mantas, y cierro los ojos.
"Que se joda. Que aprenda a ser buena amiga y no fallarle a nadie. Que trabaje de puta, eso es, de puta."
Sonrío y me duermo.

Capítulo 19, #2.

Aitor: Sara, se llamaba Sara. ¿Nos podemos ir ya?
Se le notaba cansado, con rabia de no poder volver a su casa.
Yo: Pero, ¿como quieres que la deje sola? ¿Quieres que la maltraten? He oído hablar mucho de esos sitios. No quiero que vaya allí, con esa gente que maltrata a niños por que sí. Quizá porque no tienen padres. Quizá porque no tienen dueño, se creen que los dueños son ellos... Si yo pudiera hacer algo, lo haría. Y ahora que puedo hacer algo por Ainara, ¿me dices que la deje sola? -
Ainara me devolvió una sonrisa rota, de miedo y de soledad.
Me vi entonces reflejada en sus ojos. Esos ojos llenos de lágrimas. Miré a Aitor, que miraba a la niña con rabia, con asco.
Entonces me miró, me envió una pequeña sonrisa. Yo la tomé como un "me quedaré a esperar contigo". Se sentó otra vez en esas sillas tan incómodas.
Yo: Y ahora, ¿quieres algo de comer?
Ainara: Yo quiero a mi mamáaaaaaaaaaaá.
Empezó a llorar.
Yo: Tranquila, que va a volver. Te lo prometo.
Sonríe. Con los ojos llenos de dolor, de lágrimas.
Una, dos, tres, cuatro horas más.
Chica: Lo sentimos mucho, pero nos tenemos que llevar a la pequeña. Ya lleváis casi siete horas, y no creo que venga. La llevaremos a una casa de acogida.
Yo: Ni loca. No voy a dejar que la lleves a esas casas.
Aitor: Tranquila, Paula. Estará bien.
Me sonríe. "¿Por qué sonríe?"
Yo: Vale. Llévatela. Si le pasa algo no es mi problema. -
Me levanté de la silla, cogí mi maleta y me quedé parada en la puerta de salida. "No lo hagas, no la mires, no la mires, no la mires.demasiado tarde. Ya la has mirado"
Estaba llorando. "Vale, Paula. Le has prometido una cosa que no vas a cumplir. Bien."
Se me cayó una lágrima de dolor, de esas que a Ainara le caían miles y miles.
Yo: Lo siento. - Susurré.
Salí del aeropuerto. Aitor me cogió la mano. Yo la acepté sin ganas. A paso firme, caminando bajo las copas de los árboles para resguardarnos de la llovizna y quizá de encontrarnos la mirada. Me pareció que aceleraba por momentos, que casi tiraba de él. Por un momento pensé que si soltaba su mano, yo echaría a correr.
Estaba enfadada con el mundo.

Capítulo 19.


Mujeres que lloran por que su marido se va, a lo mejor para siempre, por un tiempo. Quién sabe. Madres que lloran porque sus hijos se van a otro país. Familias separadas, quizá por algún tiempo o quizá para siempre.
Me fijo en una niña rubia, pequeña. De unos .. cuatro años. Está sola y está llorando. "¿Se habrá perdido? .. Pero qué pregunta más tonta. Claro que se ha perdido.. ¡está sola!"
Yo: Fíjate en aquella niña, está sola.
Aitor: ¿Dónde? ..
Yo: Nada, déjalo. Ahora vengo.
Me acerco a la niña y le acaricio el pelo. Sara. Era idéntica, o al menos eso me pareció. Me resbalaba una lágrima por la mejilla. Pero a ella le caían miles y miles.
Yo: ¿Y tu mami? ¿No están contigo?
Niña: No está. Se ha ido.
Yo: Pero, ¿dónde está?
Niña: No lo sé. Me ha dejado sola. Me ha dicho que esperara, pero hace mucho que se ha idoooo. -Seguía llorando y se me partía el corazón verla así. -
Yo: ¿Te apetece un helado? - Le sonrío..-
Niña: Mi mamá no me deja.-
"Joder, lo que hay que escuchar.. Pero claro, no sabe quién soy. Mejor así. Algún día le ofrecerán algo y la rapten. Quién sabe.."
Yo: ¿Quieres que te acompañe a esperarla?
Niña: No sé. ¿Cuando va a venir mi mamá?
Yo: No lo sé. Seguro que no tarda mucho. -
"Menuda respuesta. ¿No se te ocurre nada mejor, Paula? ¿Ahora qué hago? Jodeeeer ..."
Aitor: ¿Quien es? Nos vamos, o qué?
Yo: Se ha perdido, tonto.-
Nos sentamos en unas sillas bastante incómodas...
Una hora.. Dos horas.
Aitor: Ya está bien, ¿no? ¿por qué no preguntamos en información? ¿Quién sabe? A lo mejor su padre la están buscando.
Niña: Mi papá no me está buscando. Mi mamá me dijo que no va a volver nunca... Le quería mucho, no sé por qué se fue.
"¿Ahora que puedo pensar? ¿Está muerto o se han separado? Pobre niña.."
Me levanto de la silla incómoda y me dirijo a información con la niña en brazos.
Chica: Buenas días. ¿En qué puedo ayudarles?- La chica tenía un acento francés, u
"¿Buenos días?" Miro el reloj. "¡Son las seis de la mañana!"
Aitor: Verá, nos hemos encontrado esta niña llorando. Llevamos dos horas esperando a su madre. Dice la niña le dijo que se esperara, que ya volvía. Y como ya le he dicho, no ha vuelto.
Chica: Bueno, pues... Lo único que podéis hacer es dejarla aquí, y ya vendrán a por ella.
Yo: ¿Y si no vienen?
Chica: La llevaremos a una casa de acogida.
Yo: Si, claro. Esas casas suelen ser siempre lo peor. A lo mejor la maltratan y le hace Dios sabe que cosas.
Chica: ¿Y qué quiere que haga? Es lo que hay.
La niña seguía llorando, abrazada a mí. Su cabeza apoyada en mi hombro. Notaba sus lágrimas recorrer mi cuello. Frías. Llenas de dolor. Dolor porque su madre, probablemente, le ha abandonado. Dolor porque nunca más volverá a ver a su padre. Ese padre que quizá esté muerto.
Estaba impaciente por ir a casa. A casa de Aitor. Pero no pensaba dejar sola a esa niña, esa niña que no sabía como se llamaba.
Yo: ¿Como te llamas?
Niña: Ainara.
Yo: Me gusta tu nombre, es bonito. Yo... Yo tenía una hermana.
Ainara: ¿Donde está?
Yo: Se ha ido, para siempre.
Ainara: Ah, como mi papá. Y, ¿como se llamaba?
Una lágrima, otra, otra, otra y otra.
Aitor: Sara, se llamaba Sara.

Capítulo 18.


Terminamos en una fiesta, la mejor de todas.
No recuerdo muy bien lo que pasó, a lo mejor fue la mejor porque él estaba conmigo. Él, la persona que me había hecho feliz después de todo.
Abrí los ojos y ahí estaba él durmiendo. Me levanté y fui al salón.
No podía ser cierto. ¿Otra vez?
Leo: Lo siento. He intentado echarlo, pero no he podido...
Yo: No pasa nada, Leo. Déjanos solos. -Leo se levantó del sofá y entró en su habitación.- Pensaba que ya estarías en la cárcel. ¿Sabías que te están buscando? -
Carlos estaba nervioso.
Carlos: No quiero ir a la cárcel. Sabes que fue sin querer.
Yo: No sigas. Para. ¡Has matado a mi hermana, joder! Tienes que volver, no quiero verte más. Aunque si no vuelves tú solo, vendrán a por ti.
Carlos: ¿Quien?
Yo: ¿Me lo preguntas a mi? Lo deberías de saber. Eres tú el que se escapó. Joder, no sé por qué estoy hablando contigo.
Carlos: Porque aún me quieres.-
Levanté la mano y la estampé contra su cara. Fuerte, muy fuerte.
Entonces Aitor salió de la habitación.
Aitor: ¿Qué haces tú aquí? ¿No te das cuenta de que le haces daño? No sabes lo que ha sufrido por tu culpa. Vete, y no vuelvas. Ojalá estés toda tu puta vida en la cárcel.- Carlos asintió llorando, se dirigió a la puerta y se fue. Yo seguía llorando. - Tranquila, Paula. Ya se ha ido. Y te juro que como vuelva a poner un pie aquí lo reviento. ¿Por qué le has abierto la puerta?
Yo: Le ha abierto Leo. Lo ha intentado echar pero no ha podido...
- Le miré a los ojos.- Me quiero ir contigo.
Aitor: ¿En serio?
Yo: No he dicho una cosa más en serio en mi vida. Me quiero ir contigo ya, por favor. -dije llorando.- ¿Nos vamos hoy?
Aitor: Claro. Se lo diré a Leo.
Yo: ¿Leo no vive contigo?
Aitor: No, él vive con sus padres. Ya te dije que vivía solo. ¿Lo saben tus padres?
Yo: Puf, no se lo he dicho aún. Pero da lo mismo.
A las seis de la tarde ya estábamos en el avión.
Aitor: ¿Y Laura?
Yo: ¿Laura? ¿Me preguntas por Laura? Me he llevado todo el dinero que teníamos. Que se busque la vida para volver a su casa. No tendrá ni para el hotel. Que se haga puta, que se le da bien.-
Aitor soltó una carcajada, y luego me besó.
Cogí mis auriculares y me dormí.
Nueve o diez horas. No sé cuántas horas estuve en ese avión.
Lo importante es que estaba con él, con Aitor.
No sabía adonde iba, Barcelona, Madrid, Valencia .. qué más da.
Aitor: Paula, ya hemos llegado. -Al fondo, en lo último de la ciudad se veía la torre eiffel. Empecé a llorar. El sueño con Sara, París. No podía ser verdad. - ¿Por qué lloras? ¿No te gusta París? Aquí está mi casa...
Yo: No es eso, Aitor... Es que el sueño que tuve el otro día, también salía Sara.
Aitor: Si quieres me compro otra casa en Madrid. -Dijo riéndose.-
Yo: No, tranquilo. Me gusta, ¿la ciudad del amor?, es bonita. -Y le sonreí.
Ese sueño que me ha perseguido cada noche. Sara se quedaba mirándome desilusionada, triste. Será la forma de decirme que Sara nunca más estará conmigo.
No, no, no, no, no, no.

Capítulo 17.


De repente me sonó el móvil.
Arianna: ¿No lo coges?
Yo: Sí ... Es que es mi madre.
Arianna: ¿Es que te has escapado de casa?
Yo: Ya te contaré la historia entera.-Dije mientras cogía el móvil. -
¿Mamá?
Mamá: Hija, ¿que tal estás? ¿Os lo estáis pasando bien?
Yo: Si lo de "estáis" lo dices por Laura y yo, fatal. Es una zorra.
Mamá: ¡Oh! Si Laura te ha ayudado mucho en esto. ¿Por qué dices eso?
Yo: Porque sí. Porque se lió con Carlos.
Mamá: ¿Caaaaaaaaarlos? ¡Carlos! A eso te había llamado yo. La policía lo está buscando por lo de ... -Se le rompió la voz- Lo de Sara. Lo están buscando desde hace, mmm .. casi dos semanas. ¿No has hablado con él?-
Me puse a dar vueltas por el barco, nerviosa.
Yo: Claro, si está aquí, en Ibiza. Ha intentado varias veces que volviera con él y ... Bueno ya te contaré.
Mamá: ¡Ay, hija! Menos mal que te he llamado. No sabíamos donde más buscar. No sabes como está el pueblo. ¡Como locos buscándolo! Y tú allí, de vacaciones ... - Silencio.
Yo: Va a ir a la cárcel, ¿no?
Mamá: No deberías dudarlo, ¡ha matado a tu hermana! -dijo llorando.-
Yo: Lo sé, no hace falta que me lo recuerdes.
Mamá: Bueno, hija. Le avisaré a la policía de que está contigo y ya veremos lo que hacen.
Yo: No está conmigo. Está con Laura, divirtiéndose.
Mamá: ¡¿Entonces tú con quien estás?!
Yo: Con unos amigos que he conocido, ya te contaré .. -
Mamá: Ten cuidado con esas amistades. Bueno, adiós, te quiero. Vuelve pronto. - Y colgó. -
Me acerqué a Aitor.
Yo: Era mi madre. A Carlos lo están buscando desde hace dos semanas.
Aitor: ¿Y por qué no ha llamado antes tu madre?
Yo: Supongo que es porque no esperaba que estuviera aquí después de lo que hizo, ¿no?
Aitor: Será eso. Tú no te preocupes. ¿Donde quieres comer?
Yo: Donde queráis. No quiero elegir yo, que a lo mejor quedo mal.
- Sonreí.
Después de pasear por el puerto y buscar un restaurante decente. Terminamos en el "Mccdonalds".
Arianna: ¿Me vas a contar tu vida? Tiene pinta de ser interesante.
Con muertes y todo. [...]
Rompí a llorar.
Amy: Joder, tía. No tendrías que haberle dicho eso. ¡Te has pasado! - Me abrazó.-
Yo: Tranquilas, es culpa mía. Lloro por nada.
Amy: ¿Por nada? ¿Te parece poco? ¡!
Yo: Bueno, eh ... A ver, ¿por donde empiezo?
A Laura la conozco desde los tres años. Eramos super amigas, las mejores. La mejor que había tenido. Lo compartía todo con ella, era especial. Recuerdo un día que pasamos en la playa con nuestros padres, nos peleamos por una pala que no quería compartir, impresionante, ¿no? Peleas de niñas. En el colegio siempre iba conmigo, si mis otras compañeras me dejaban de lado, ella venía conmigo. Parecía una amiga de verdad. A los 16 empecé a salir con un chico, Carlos, con el que llevaba ya dos años y medio. Y Laura se lió con él, ¿por qué? Porque se le abalanzó y ella no hizo nada por evitarlo.
Hace dos semanas, sabéis que mi hermana murió en un accidente. Yo fui a recogerla al "cole", cruzó la carretera para hablar con una amiga. Y cuando volvió hacia mi - Empecé a llorar- .. Un coche pasó y la atropelló. Yo me fui de casa, y me fui a casa de Laura. Donde solo estuve un día, me propuso venir a Ibiza después de que Carlos me dijera que fue él el que atropelló a Sara. [...] Yo como una tonta creí que era una amiga de verdad.
Cuando llevaba una semana aquí. Me encontré con Carlos. Me soltó el típico rollo de "perdóname, volvamos a empezar". Pero, ¿como le iba a perdonar eso? Había matado a mi hermana, a mi vida. También me dijo que olvidara todo lo ocurrido, y Laura también me insistía. Aitor me dijo que eso era un poco raro. Entonces hablé con ella, y me contó que Carlos le obligaba, que se había acostado con él. Allí quedó nuestra amistad. Ahora solo tengo a Aitor y a mis padres...
Arianna: Joder, tía ... Nos tienes a nosotras. Si quieres puedes venirte a vivir con nosotras, con las cuatro, tenemos un piso.
"Joder, aquí todo el mundo tiene piso propio, y yo viviendo con mis padres"
Yo: Eh ... Creo que me voy con Aitor. Pero gracias de todos modos.
Amy: ¿Para qué te había llamado tu madre?
Yo: Porque a Carlos lo están buscando.
Arianna: ¿La policía? Normal, con lo que ha hecho.
Yo: Aparte de eso, iba a más velocidad de lo que debía. Era una calle pequeña. Sin peligro.
Amy: ¿Me enseñas la foto de tu hermana?
Yo: Claro -dije mientras me metía la mano en el bolsillo ..- No está, ¡no está! ¡No está la foto! -dije mientras me levantaba y buscaba más a fondo, pero sin ningún resultado.-
Arianna: A lo mejor te lo has dejado en el "Mcdonalds" ..
Yo: No ... Si la tenía aquí. ¡No puede ser! Es la única foto que tenía de Sara. ¡JODER! -Empecé a llorar y Aitor se acercó a mi.-
Aitor: ¡¿Qué te pasa, Paula?! -Me dijo mientras me abrazaba.
Yo: No la encuentro. No encuentro la foto de Sara.
Aitor: Tranquila, seguro que la encontramos. -
Nos recorrimos otra vez lo que ya habíamos caminado. Pasamos por el puerto, por el Mcdonadls ... Ahí estaba, encima de la mesa aún sucia.
Aitor: ¿Lo ves? Te dije que la íbamos a encontrar. -Me besó.
Yo: Gracias.
Aitor: Gracias, ¿por qué?
Yo: Por todo, joder. Eres muy grande. Me estás ayudando un montón. Gracias, gracias, muchas gracias, de verdad.
Aitor: Yo por ti hago lo que sea. Te quiero.
Me miró a los ojos mientras decía te quiero.
"Dios, tiene los ojos verdes. No me había fijado"
Realmente Aitor era grande, muy grande.