lunes, 4 de abril de 2011

Capítulo 19, #2.

Aitor: Sara, se llamaba Sara. ¿Nos podemos ir ya?
Se le notaba cansado, con rabia de no poder volver a su casa.
Yo: Pero, ¿como quieres que la deje sola? ¿Quieres que la maltraten? He oído hablar mucho de esos sitios. No quiero que vaya allí, con esa gente que maltrata a niños por que sí. Quizá porque no tienen padres. Quizá porque no tienen dueño, se creen que los dueños son ellos... Si yo pudiera hacer algo, lo haría. Y ahora que puedo hacer algo por Ainara, ¿me dices que la deje sola? -
Ainara me devolvió una sonrisa rota, de miedo y de soledad.
Me vi entonces reflejada en sus ojos. Esos ojos llenos de lágrimas. Miré a Aitor, que miraba a la niña con rabia, con asco.
Entonces me miró, me envió una pequeña sonrisa. Yo la tomé como un "me quedaré a esperar contigo". Se sentó otra vez en esas sillas tan incómodas.
Yo: Y ahora, ¿quieres algo de comer?
Ainara: Yo quiero a mi mamáaaaaaaaaaaá.
Empezó a llorar.
Yo: Tranquila, que va a volver. Te lo prometo.
Sonríe. Con los ojos llenos de dolor, de lágrimas.
Una, dos, tres, cuatro horas más.
Chica: Lo sentimos mucho, pero nos tenemos que llevar a la pequeña. Ya lleváis casi siete horas, y no creo que venga. La llevaremos a una casa de acogida.
Yo: Ni loca. No voy a dejar que la lleves a esas casas.
Aitor: Tranquila, Paula. Estará bien.
Me sonríe. "¿Por qué sonríe?"
Yo: Vale. Llévatela. Si le pasa algo no es mi problema. -
Me levanté de la silla, cogí mi maleta y me quedé parada en la puerta de salida. "No lo hagas, no la mires, no la mires, no la mires.demasiado tarde. Ya la has mirado"
Estaba llorando. "Vale, Paula. Le has prometido una cosa que no vas a cumplir. Bien."
Se me cayó una lágrima de dolor, de esas que a Ainara le caían miles y miles.
Yo: Lo siento. - Susurré.
Salí del aeropuerto. Aitor me cogió la mano. Yo la acepté sin ganas. A paso firme, caminando bajo las copas de los árboles para resguardarnos de la llovizna y quizá de encontrarnos la mirada. Me pareció que aceleraba por momentos, que casi tiraba de él. Por un momento pensé que si soltaba su mano, yo echaría a correr.
Estaba enfadada con el mundo.

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